Esta nariz presentaba algunos de los desafíos técnicos más difíciles que uno puede enfrentar en el campo de la rinoplastia estructural; para empezar, el dorso era angulado y divergente, con una suprapunta muy prominente y un rádix muy bajo o hundido, que necesitó un efecto balancín bajando la giba de la suprapunta y elevando el rádix usando un injerto de cartílago y pericondrio de camuflaje aprovechados de la giba cartilaginosa de la suprapunta, tallada a medida para adaptarse a dicho rádix extremadamente hueco; el dorso recibió un rebajado de giba atípico en disminución, agresivo en la suprapunta, moderado en el centro, leve en el dorso alto y nada sino un injerto de relleno en el rádix.
El septum era muy corto, anormalmente corto y retraído, lo que ocasionaba una punta y columela mal soportadas y rotadas hacia arriba, exposición de narinas, un ángulo nasolabial amplio e, indirectamente y asociado con el dorso divergente, una prominencia de suprapunta o deformidad en pico de loro; para corregir este problema se tomó una ventana de injerto de cartílago septal profundo y se montó como injerto de extensión septal caudal, modalidad uno sobre uno, y utilizando este neo tabique como tutor según los principios de la maniobra de lengüeta en la ranura se ensamblaron y aseguraron sobre él la punta y las cruras mediales, actuando entonces como tutor columelar extendido puro.
Se recomienda encarecidamente una vista de cerca de la deformidad de las cruras laterales, que eran cóncavas o invertidas a diferencia de las ortodoxas convexas o planas, por lo tanto se empleó una plastia de eversión con ubicación cruzada para corregir dichas alas hundidas a ambos lados de la punta; la firmeza de las cruras laterales hizo innecesarios los refuerzos con injertos tutores o de listón sobre ellas.
Finalmente, la punta fue desproyectada y los domos recibieron plastias, plicaturas y un injerto superpuesto sobre lóbulo infrapunta y columela para tratar la bifidez entre las cruras mediales.
En cuanto al mentón éste tenía tres problemas espaciales, una altura vertical muy corta, una falta de proyección anterior y también una anchura horizontal estrecha muy afilada o aguda que tenía forma de quilla y por lo tanto corría el riesgo, una vez pertinentemente proyectada, de terminar como un mentón de bruja; por lo tanto el paciente necesitaba un aumento tridimensional del hueso del mentón para incrementar masivamente en el eje vertical y así potenciar su equilibrio facial masculino, proyectar significativamente hacia delante para equilibrar su perfil y ensanchar moderadamente para lograr un mentón cuadrado o en caja que tan bellamente masculinas características proporcionó a su aspecto.
Esto se realizó mediante una osteotomía oblicua siguiendo una planificación preoperatoria meticulosa para lograr un aumento en altura y proyección mediante la inserción de un injerto óseo interposicional bastante grande tomado del hueso ilíaco de la cadera y adecuadamente esculpido para encajar con la anatomía del mentón; luego el fragmento mentoniano se dividió en dos mitades y fue ensanchado insertando un trozo cúbico de injerto óseo para espaciarlo lateralmente; finalmente, el alambrado de acero permitió el ensamblaje y la fijación del rompecabezas óseo.
El mentón creció de manera masiva y creó un equilibrio facial nuevo y óptimo, estirando los tejidos blandos de la cara y el cuello, produciendo un efecto de lifting facial en las mejillas, el perfil mandibular, los tejidos periorales, el doble mentón o papada y el cuello, creando el conocido efecto de rejuvenecimiento de las genioplastias de aumento.
El resultado integral final de ambos procedimientos es, literalmente, una cara completamente nueva; este es de hecho uno de los casos más difíciles que se pueden encontrar en cirugía plástica facial.
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