En base a las explicaciones anteriores las opciones parecen bastante claras para cualquier paciente en circunstancias similares, un escenario común en mujeres de mediana edad después del embarazo y la lactancia; la primera opción es recibir sólo una elevación de mamas, esto remodela los pechos, eleva los pezones y las areolas y elimina la flacidez, sin embargo deja cicatrices muy visibles y estigmatizantes en los pechos y reduce no menos del 30% del volumen de las mamas; la segunda opción es recibir sólo implantes mamarios, no hace falta decir que de forma anatómica de lo contrario el polo superior se mantendría vacío y en los aumentos grandes de pechos sería como un globo artificial, sin embargo al no levantar las mamas los pezones y las areolas permanecen igual de bajos, tampoco más bajos; finalmente y la tercera opción sería recibir al mismo tiempo y en el mismo procedimiento una elevación de mamas con aumento de pechos con implantes de forma anatómica subyacentes, una combinación que proporciona lo mejor y lo peor de las dos opciones anteriores.
La experiencia dice que la gran mayoría de las pacientes con grados moderados de caída, como el caso mostrado, opta por los implantes mamarios solamente y no toma la mastopexia para evitar las cicatrices nunca deseables que conlleva; no obstante hay un grupo minoritario de pacientes que están a favor de recibir ambos elevación y aumento de mamas, que en realidad es la opción técnica ortodoxa para estos casos, dos problemas encontrados, dos problemas tratados; más aun, algunas pocas pacientes reciben sólo elevación de mamas ya que su único objetivo es la remodelación, no buscan implantes mamarios, aceptan las cicatrices y también consideran adecuada la pérdida de volumen de los pechos que caracteriza a las técnicas de mastopexia.
En cualquiera de las tres opciones anteriores las pacientes están satisfechas después de haber recibido información realista, haber llevado a cabo una reflexión introspectiva seria, realista y honesta sobre los pros y los contras de cada solución técnica y haber debatido todas sus dudas con su Cirujano Plástico hasta estar totalmente aclaradas; siempre es la elección correcta cuando la etapa de adquisición de información se ha completado hasta su punto más profundo y completo.
La paciente en este caso optó sin ninguna duda por los implantes mamarios sin elevación de mamas, probablemente la mejor opción para las pacientes que se muestran reacias a aceptar las cicatrices de una mastopexia o que tienen dudas; se debe tener en cuenta que no realizar una elevación de pechos no impide su realización posterior más adelante, ya que el recibir la mastopexia siempre está a disposición de la paciente en cualquier momento futuro, sin embargo recibir de entrada las cicatrices de una elevación siempre es una decisión irreversible, ya que no hay ningún método para eliminarlas ni disimularlas, por lo tanto, los procedimientos de elevación de mamas deben aplicarse en pacientes altamente motivadas, psicológicamente estables y que no muestran ningún indicio de duda al respecto, o en casos de grado extremo de caída y deformidad mamaria que no van a ir aceptablemente bien sin una mastopexia.
Este caso se manejó con implantes de forma anatómica, caracterizados por cubierta macrotexturizada y relleno de gel cohesivo en el interior, realizados a través de la idónea incisión areolar y en el óptimo y menos agresivo plano de colocación subfascial.
El tórax estaba caracterizado por una deformidad en hundimiento o pectum excavatum, con ubicación muy lateral de pezones y de montículos mamarios, lo cual es condicionante de la angulación postoperatoria de las mamas y de la colocación lateral de los implantes; ignorar la ubicación real, no siempre estéticamente ideal, de pezones y pechos conduciría a pezones excéntricos y mamas bizcas.
A pesar de la ubicación lateral de los pechos fue posible lograr una plenitud de escote satisfactoria con una prominencia lateral mínima de los implantes.
La asimetría mamaria se manejó con implantes de diferente anchura, altura y proyección.
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